Pero uno no tarda en extrañarse al acudir a los distintos archivos musicales disponibles y comprobar, que el silencio en el Gran Poder era sagrado.
No por corta, la lista es mala y es que el Gran Poder tiene en su haber piezas de todos los cortes, algunas muy interesantes. Respecto a la música no procesional el Gran Poder conserva misas, himnos, suplicas y coplas de grandes compositores como Eslava, Manuel Font de Anta, Antonio Solís e incluso una cantata de Telmo Vela con letra del gran Antonio Rodríguez Buzón a mediados del siglo pasado.
De los 400 años del Gran Poder, más de 350 se los ha pegado sin marcha alguna, pues no fue hasta finales del pasado siglo XX, en 1974 cuando el maestro Pedro Gámez Laserna compuso “Ante el Gran Poder”. Adaptación de una plegaria del mismo autor, basada en un poema de Eduardo Guerrero Domínguez escrito 1973 y que originalmente recibió el nombre de “Ante la imagen de Cristo”. Esta marcha de 3 minutos y medio, aunque desconocida hace alarde de la gran maestría de su autor, comenzando con fuertes y juegos de percusión que introducen un argumento marcado rítmicamente que hace el amago de volver una y otra vez a la presentación hasta que finalmente lo hace para dar paso a un solemne trío final también muy marcado, donde el juego de voces y percusión es definitorio.
No tardaría en llegar la siguiente marcha, 4 años después de la composición de Laserna, José Albero Francés regala a los oídos de Sevilla “Jesús del Gran Poder” en 1978. Esta marcha lenta, a modo de poema sinfónico es tan completa en su instrumentación que usa cornetas, campanas tubulares y el papel de los instrumentos de viento madera podrían recordarnos a música de capilla en la primera parte de la marcha, que tiene una duración total de 8 minutos y dentro de su solemnidad, recoge un fragmento culmen con el “Toque de oración” tan recurrente en la historia de la música (sobre todo en corte militar) y que en la obra desencadena una explosión de armonías hasta el final de la misma.
Diez años más tarde, en 1988 Abel Moreno compone una nueva marcha lenta “Al Señor de Sevilla”, marcha fúnebre que recuerda en su inicio a la pieza de Edvard Grieg “La muerte de Ase”, siguiendo la marcha con un desarrollo fúnebre y culminando a los casi 7 minutos y medio de marcha con un trío final lento después de haber usado el inicio como introducción.
Tenemos que esperar hasta el siglo XXI para encontrar una nueva marcha dedicada al Gran Poder y también la más alegre hasta el momento: “Gran Poder” de Juan José Puntas Fernández. Esta marcha conjuga una introducción lenta, con juegos de altos y bajos y un final pausado y alto que desemboca en el propio inicio de la marcha. A muchos les sonará por haber sido utilizado como sintonía de algún que otro programa cofrade.
Para entonces, la que carecía de marcha dedicada alguna era la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, para muchos olvidada pero siempre brillante y atenta a su hijo en la basílica. En 2008, José Bernal compone la que sería su primera marcha “María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso” y un año más tarde en 2009, Antonio Paniagua Pueyo compone “Mayor Dolor y Traspaso”, más marcada rítmicamente que la anterior y que presenta fuertes bajos y juegos de voces frente a la sobriedad y solemnidad de la anterior de Bernal.
Ya en la actual década, se compone “Gran Poder de San Lorenzo”, obra romántica a la vez que contemporánea de Manuel Bernal Nieto. Obra compuesta en 2013 y de gran calidad musical que goza de una magnífica armonía y a la que percusión y viento metal otorgan un alto grado de elegancia.
Un año más tarde, en 2014 se compone “¿Quién va? ¡El Gran Poder!”, de Juan Carlos Ocaña Muñoz para Orquesta Sinfónica pero adaptada a Banda de Música. La marcha está inspirada en la popular leyenda del encuentro del Gran Poder un futbolista del Sevilla F.C durante sus misiones de 1965 y los diferentes instrumentos y melodías que presenta la pieza representan distintas partes de la leyenda. Desde la tormenta representada por la flauta y el bombo, la lluvia con los violines y un dialogo musical para representar la conversación entre ambos.
“Doblan las campanas” de Marcelo Durán López en 2015. Esta marcha está dedicada a ambos titulares de la Hermandad y que presenta un esquema habitual en las marchas y ritmo marcado, a la vez que un estilo sereno y solemne con ligero giros que pueden llegar a recordar a “Amarguras”.
La última, la estrenaría la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla en el Santuario de los Gitanos: “Gran Poder, 1620” de Moreno Pozo. Marcha lenta que como este número conmemora los 400 años de la imagen tallada por Juan de Mesa. La pieza de 7 minutos destaca por un tono solemne y gran armonía que hacia el final del desarrollo de la misma empieza a acelerarse, desembocando en un final triunfal que sigue la línea de la melodía introductoria.
Aunque extraña la tardía incorporación de dedicatorias a la actual devoción sevillana, en el archivo hay piezas de gran calidad técnica pero escaso e incluso nulo recorrido en la calle y es que, salvando la de Puntas y Abel Moreno, un servidor no recuerda haber escuchado ninguna de estas maravillosas piezas detrás de algún paso. Lo dicho, 400 años dan para muchas obras.
Andrés González