Llevo haciéndome la misma pregunta desde que se presentaron los actos del centenario de la marcha ‘Pasan los Campanilleros’. Una marcha a la que sinceramente, no le hace falta homenaje alguno porque ya se lo hacemos todos los años siendo interpretada una infinidad de veces, honrando una de las mejores obras de nuestra música procesional.
Podríamos pensar que a todos a los que se les llena la boca hablando de música procesional (la del pueblo, como algunas pretenden llamar a este género mayor), se le ven las costuras en cuanto llega el momento de honrar nuestro pasado. A esos que han permanecido durante décadas. Los Font, Farfán, Morales…
En un primer momento, podríamos creer que sí que estamos a la altura de nuestro pasado cuando el presente que estamos construyendo podría echarse a pelear con ese pasado gracias a compositores formados como David Hurtado, López Gándara, Martínez Recio, Albarrán y una enorme lista de jóvenes que están haciendo las cosas muy bien.
Sin embargo, la respuesta gira de manera irremediable hacia el ‘no’, en el momento en el que nos encontramos con homenajes innecesarios que nada aportan. Un ejemplo es la marcha que compusieron Alberto Barea y Toscano, que viniendo de músicos tan reputados como ellos dos, sorprende este homenaje que, sinceramente, confunde más que aporta al legado que nos ha dejado Farfán. Prueba de ello es el comentario de algunos que se encontraban viendo la procesión de la Virgen de la Alegría hace una semana y que espetaron un “qué ‘Campanilleros’ más raro el que está tocando la banda”. No, no hemos estado a la altura ni mucho menos. Era tan fácil como volver a instaurar la versión original y cantada, para demostrar que sí es compatible con nuestro presente, tan fácil…
Mención especial y honrosa a la Banda de la Puebla que ha interpretado su versión original en todos y cada uno de los palios a los que ha acompañado; ojalá se mantenga esta raya en el agua.
Los músicos no solo están para que su ombligo se vea más que ninguno, sino que también tienen la tarea de velar por el patrimonio que llega hasta nuestros días y en el caso de rendir culto a los más insignes compositores, siempre hemos fallado. Solo ‘Amarguras’ ha conseguido salvarse de esta escabechina. Miedo me da el de ‘La Estrella Sublime’…
